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Las andanzas de Lu*

Me divorcio de la Cultura...

Me divorcio de la Cultura...

Así se hubiese llamado este post, si lo hubiese escrito a mitad de semana cuando sentí la necesidad de escribirlo. Por suerte (-o por desgracia-) no tuve tiempo de hacerlo.

Lo que pasa es que detesto a los "culturosos", los conozco, son de mi palo... Culturosos de clase media pasados de los 30’s (llegando o cruzando apenitas los 40’s). Así como el alcohólico en rehabilitación rechaza la invitación a una copa de vino, yo rechazo la invitación de unirme a ese círculo de malandrines.

Esos que tanto odiaba Borges, los parásitos que se cuelgan a las palabras, actos y pensamientos de otros; que no hacen mas que repetir y citar (sin haberlo sentido en el cuerpo) las filosfías de los jugados. En "mis tiempos" los llamábamos snobs (saludos a Nacha y a Silvano), hoy los bautizaría como ladrones de ilusiones.

Recuerdo la última comida que tuve con mi papá antes de emprender el viaje: "necesito vivir" -le dije- "necesito saber y vivir la vida de los otros, necesito la experiencia de vagar por ahí y perderme en calles que no conozco, necesito aprender de mis errores y equivocarme mucho, mucho. Necesito hacer y deshacer, necesito odiar a mis dioses y volver a adorarlos, me hace falta atreverme a lograr, retarme para conocerme; saber de lo que soy capaz e incapaz". Mi padre lo entendió, tragó saliva, y me deseó mucha suerte.

Y ahora hago y deshago, y me equivoco y vuelvo a hacer, conozco a la gente a fuerza de involucrarme, de meterme en sus vidas para descubrir sus ansias y decepciones. También sé (sin falsa modestia) que no me he alejado mucho de los "culturosos" por eso mi coraje, por eso mi decepción en esta mañana de domingo.

Pero sigo haciendo y empujando mi carro, con las manos que empiezan a mostrar los callos del trabajo; con el corazón que, a pesar de las cicatrices, cada vez late más fuerte y por suerte, cuando estaba a punto de firmar la sentencia que me separaría para siempre de la decadente estirpe de los "cultos" llega un modesto ejemplo de los verdaderos...

En un pequeño recinto, lleno de cultos y "culturosos" (y por suerte algunos -pocos- artistas de verdad) una bocanada de aire fresco: Una radio, una mujer y una flor. ¡Alegría! ¡Alegría! y a la mierda todo. ¡No me divorcio señor juez! ¡no me divorcio! ¡Es que la amo a pesar de todo! Si, si, si... la amo!

¿A quién? -preguntan todos desconcertados- ¡A la cultura señor juez, a la cultura! Con su estricta definición diccionaria: "Lo hecho por el hombre". Hecho (con"h"), del verbo hacer, no del verbo hablar, lo que hace el hombre y mueve y hace sentir. Esa belleza que da sentido a la vida, que toca las fibras de los mayores, de los más jóvenes...

¡No me divorcio señor juez! ¡no me divorcio! Aún me quedan muchas cosas por hacer.

Lu*

1 comentario

pachu -

muy bueno lu!